Mi mente es prodigiosa. Recuerdo muchas cosas de las que el resto de la gente de mierda que habita este mundo ni siquiera es capaz de asimilar. Cuando hablo de gente de mierda, hablo de gente de mierda. No de la gente medianamente normal ni por supuesto de las personas.
Sé donde estaba hace hoy 30 años. Miento, sé donde estaba tal día como mañana hace 30 años: tirada en el pasillo de casa de mis abuelos de Ourense, pataleando y gritando cual posesa: YO QUERIA UN DIEGO!
Mi madre había tenido un bebé. Me habían dicho que iba a ser un niño, con lo cual no me quitaría mi puesto de nieta única, sobrina única, hija única, prima única, todo única. De repente toda mi vida de niña de casi 4 años pasó por mi cabeza en un instante....UNA NIÑA? ahora? juSto ahora que yo ya sabía leer, medio escribir y era delegada de 4 años...? AHORA QUÉ?
No recuerdo cuándo cogí en brazos a Patricia por primera vez, cuándo me la enseñó mi madre, cuándo la conocí oficialmente...pero sí sé que me metía en el parque con ella, la lanzaba en el tacatá por el pasillo...pero qué más podía hacer? En la vida de mi familia ya no sólo estaba yo...y lo peor de todo, no estaba Diego! Su puesto lo ocupaba una tal Patricia que era pequeñita, rubia como el trigo, con ojos azules como el cielo y buena como un sol. En definitiva: todo lo contrario a mi.
Mis padres enseguida comprendieron que la unica forma de que yo la quisiera era que me hicier responsable de ella, aun siendo una niña, cosa por la cual aun a dia de hoy mi madre afirma que me hizo crecer demasiado rapido. Patri siempre de mi mano, no se podía soltar...y el día que se fue la luz en noviembre yo la saqué al balcón de un cuarto piso para que ella no se asustara y viera las luces de los coches y los semáforos: La asustada era yo.
Con los años la protección seguía, pero yo ya tenía recompensa, tenía una fan!: mi hermana quería salir conmigo pero yo no, qué se pensaba? yo era una adolescente y no una niña.
Pero llegó el día en el que fuimos las dos adolescentes, y aprendimos a aguantarnos. Yo sin ser la hermana perfecta y ella sin ser un Diego. Aprendimos a respetarnos, a querernos , a ser amigas: Las mejores.
Este es un resumen de unos 30 años, aunque nunca se me dio bien resumir y mucho menos escribir, me dejo demasiadas ideas principales.
Pero hoy no: Gracias a mis padres por haber creado a esta persona a la que adoro y por la que doy la vida, mi hermana Patricia!!! Sin ella en mi vida yo no sería quien soy. P.D.- Un Diego no hubiese sido tan dulce como tú, ni me hubiera traído un cuñado como el que me trajiste tú! Ameeeega!!!!